domingo, 21 de febrero de 2010

15 de febrero del 2010.

A pesar de que la mayoría de los mexicanos suponíamos que nuestro Estado, en esencia, es laico, las autoridades religiosas han insistido en participar en el debate político, lo que ha propiciado que grupos políticos se sirvan de una religión para legitimarse ideológicamente.

En este sentido es necesario que el Congreso del Estado respalde las modificaciones al artículo 40 de la Carta Magna, en torno a la auto definición de laicidad, que han sido aprobadas por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, por lo que el Diputado perredista Felipe Abel Rodríguez Leal presentó un Punto de Acuerdo ante la Diputación Permanente, con el que se pide, se solidarice el Congreso local con las reformas en cita y exhorta a la Cámara de Senadores a ratificarla en todos sus términos, ya que como explicó, se trata de una reforma que ratifica que ninguna creencia se impondrá desde el Estado.

Hace unos días el Pleno de la Cámara de Diputados Federal aprobó por 363 votos a favor, uno en contra y 8 abstenciones, el dictamen que reforma dicho artículo para elevar a rango constitucional el carácter laico del Estado, lo que implica el reconocimiento de que todos los seres humanos tiene el derecho a la libertad de conciencia y a adherirse a cualquier práctica filosófica colectiva e individual, sin que el Estado sea garante de convicciones.

En el planteamiento se señala que de 1988 a la fecha, por razones coyunturales el ‘laicismo’ del Estado no ha sido rigurosamente respetado, pues es una realidad que los asuntos públicos se discuten en los púlpitos. Además de que los núcleos más conservadores del país han intentado por todos los medios a su alcance coartar la Libertad de Pensamiento.

Por su parte Rodríguez Leal indicó que en tales circunstancias, resultaría inexplicable y a la vez vergonzoso que el Legislativo del Estado guardase silencio sobre el tema, además que sería una muestra de incapacidad. “Es necesario que esta Soberanía se manifieste abiertamente a favor e invite a la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión a ratificar las modificaciones al artículo 40 de nuestra Carta Magna”.

Finalmente hizo mención de la importancia de los principios del laicismo, que permitieron las libertades más preciadas de nuestra nación, pues antes de la Constitución de 1857, promovida por los liberales encabezados por Presidente Benito Juárez, nadie podía pensar de manera distinta a la que se dictaba desde la iglesia católica, y luego de la Reforma, pudieron convivir –libremente- en nuestro mismo suelo, todos los pensamientos, dando pie a que nuestra sociedad se diversificara y modernizara, al grado de que, en menos de diez años luego de la misma, pudieron aparecer, con plena libertad, grupos de cristianos protestantes y ortodoxos, resurgiendo las comunidades judías, otras más de credo musulmán, sin excluir a los agnósticos e incluso, los ateos, libres al fin para creer o no creer, conforme les dicte la razón, pudiendo vivir en paz y en libertad sin que nadie pudiese imponerles una determinada confesión, menos aun contando con la complicidad y el "brazo secular" del Estado, como ocurrió durante la Colonia y la primera mitad del siglo XIX.

No hay comentarios:

Publicar un comentario