lunes, 14 de junio de 2010

No permitamos el ingreso de menores a Espectáculos sangrientos.

Junio 14, 2010.

Aún cuando la Carta Magna establece que el Estado proveerá lo necesario para propiciar el respeto a la dignidad de la niñez y el ejercicio pleno de sus derechos, espectáculos sumamente violentos como las corridas de toros y peleas de gallos, continúan violando la ley, permitiendo el acceso a los menores.

El Diputado Felipe Abel Rodríguez Leal señaló que, no obstante de que ya existe una estructura legal, que debiera en forma expresa cumplirse por las autoridades competentes, es evidente que dicha esta es soslayada y violentada en forma recurrente, por lo que es necesario hacer énfasis para regular el cumplimiento de la misma.

En este sentido, el legislador presenta una Iniciativa para reformar el artículo 72 de la Ley Estatal de Protección a los Animales, a fin de que quede prohibida la presencia de menores de edad en al acto de sacrificar animales, en cualquiera de sus formas. Por lo que también se adiciona el artículo 72 bis a la misma ley, para establecer que deberá respetarse la primera disposición anterior, por lo queda prohibida la entrada de menores a los espectáculos en los que se enfrente o se sacrifique animales, como las corridas de toros y las peleas de gallos.

Cabe mencionar que la Ley sobre los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado señala que “El Gobierno del Estado y municipios, a través de sus instituciones, los padres, la familia y la sociedad, garantizarán a niñas, niños y adolescentes una sobrevivencia sana y un desarrollo pleno, por lo que deberán procurarse las condiciones necesarias que tiendan a proporcionarles una vida libre de violencia, El respeto en su persona, integridad física, psicoemocional y sexual”.

Por lo que Rodríguez Leal argumentó que, las corridas de toros y las peleas de gallos son apologías a la violencia y la destrucción. “Si bien pueden ser considerados parte del folklore propio de una transculturación que tuvo lugar en nuestra patria, las tradiciones sustentadas en la violencia y el aniquilamiento no hacen más que perpetuar estos comportamientos”.

Además ratificó que esta crueldad en contra de los animales, justificada en una tradición, fomenta una falta de respeto a la vida, pues se crean condiciones artificiales para el enfrentamiento, las apuestas y la violencia que concluye con la muerte o la mutilación de alguno de los contendientes. Es evidente que este tipo de espectáculos influye en forma determinante en los menores de edad, que en su proceso de formación son sensibles, influenciables y tendientes a reproducir conductas.

Las corridas de toros y peleas de gallos, subsisten en aras de una tradición malsana, propia de un folklore que viene como consecuencia de una inculturación importada y debido a que es una actividad meramente lucrativa, pero éticamente injustificable. Además de que son actividades donde en forma recurrente se permite el consumo de alcohol y las apuestas, es evidente que el perjuicio emocional a los menores va en aumento.

En 1980, la UNESCO, máxima autoridad mundial en materia de cultura, emitió su dictamen al respecto: "La tauromaquia es el malhadado y venal arte de torturar y matar animales en público y según unas reglas. Traumatiza a los niños y los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por estos espectáculos. Desnaturaliza la relación entre el hombre y el animal. En ello, constituye un desafío mayor a la moral, la educación la ciencia y la cultura."

Por su parte el legislador perredista manifestó que, al día hoy se puede observar una sociedad cada día más insensible al dolor ajeno, empezando por el de los animales, por lo que aseguró que no es posible garantizar un ambiente libre de violencia ni proteger la integridad psicoemocional de las niñas, niños y adolescentes, mientras se siga permitiendo la entrada de éstos, como espectadores, a las corridas de toros y peleas de gallos, por lo que es prioridad del Estado vigilar el cumplimiento y el apego a las disposiciones legales.

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